“Mamá, Mamá! Mira, por ahí viene la borriquilla!”
Así comienza la ilusión de un niño cada Domingo de Ramos, con “La Borriquilla” por delante, sus hebreos, sus palmas y como no, el Señor a lomos de su humilde borriquilla. Día de nervios, de estrenos y de prisas. Parece que aunque todos los años sea igual, cada año es diferente.
Emoción a flor de piel, abrazos, besos, saludos, palabras y miradas de complicidad. Miras a tus titulares, le rezas, le hablas y hasta les suspiras por que todo salga bien.
De repente el bullicio se convierte en silencio, las palabras en miradas y tres golpes suenan, se va abrir la Semana Santa de Granada.
El resplandor de un sol de justicia te ciega y la gente aplaude, lágrimas de emoción e ilusión cuando la primera cofradía, tú cofradia se pone en las calles de la ciudad más bonita del mundo.
Otra vez se hace el silencio en San Andrés, se mueve de nuevo esa palmera que hace enmudecer a una ciudad. ¡Duro con él valientes! Grita el capataz, el Señor que bendice a su ciudad se pone en las calles.
La dulzura bajo palio, la niña de San Andrés espera impaciente con su cara iluminada por un torrente de cera. ¡Qué bonita es!, se escucha entre las camareras que poco a poco van inundando Granada.
La iglesia se queda vacía, no queda nadie más en el interior y como si de un ritual íntimo y solitario, la madre de Dios de la Paz se dispone a repartir Paz por su ciudad.
Por fin ha comenzado la Semana Santa en la ciudad más bonita del mundo, una marea de palmas y capirotes azules inunda la puerta de Elvira, ya es Domingo de Ramos en Granada, comienza la semana de los sueños.
Redacción por engargo de la Cofradía: Álvaro Caño
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